A Farewell to Isaac Newton

South London Gallery, London, 1991

A través de unos objetos cubiertos de parafina, lo que les confiere el aspecto de estar helados, se crea un espacio casi totalmente blanco. Se produce así un efecto parecido a la ceguera que uno siente al atravesar la nieve. Se pierden los contornos y la visión carece de agarraderas que le permitan orientarse. Newton descomponiendo el espectro de la luz blanca, desplegó el abanico de los colores. En esta pieza el abanico de los colores se cierra y sólo queda el blanco. La pieza alude así al hecho de que ya no nos movemos dentro de la visión mecanicista del mundo que Newton ayudó a establecer.